martes, 13 de julio de 2010

VALORES Y NORMAS


UNIVERSIDAD DEL DESARROLLO PROFESIONAL CAMPUS ZACATECAS

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN

TENDENCIAS EDUCATIVAS

VALORES Y NORMAS

REPORTE DE LECTURA

ALUMNO: ULISES DE ROBLES CANALES

MATRÍCULA: 32083207

MTRA: M. E. LUZ MARÍA VILLA CISNEROS

ZACATECAS, ZACATECAS A 06 DE JULIO DEL 2010

BIBLIOGRAFÍA:

Valores y Normas Éticas, Jorge M.Ayala, University de Zaragoza, Spain, Recuperado el 06 de Junio del 2010 desde: http://www.bu.edu/wcp/Papers/Valu/ValuAyal.htm

RESÚMEN:

Aún se sigue hablando de que "las cosas tienen un valor u otro," de que tienen valor "positivo o negativo." Esto es mirar el problema de los valores desde el punto de vista de las cosas. Importa considerar los valores como algo que tenemos o que podemos tener en nuestro interior las personas. Los valores están arraigados en la misma condición de la existencia y los valores constituyen un punto de mira y el objetivo último en la formación de toda la personalidad De hecho, una fuente de ansiedad de los jóvenes es la de no contar con los valores accesibles para construir la base que le permita establecer su propia identidad y un modo personal de relacionarse con el mundo.

Un valor es la creencia estable de que algo es bueno o malo; de que algo es preferible a su contrario. Estas creencias nunca van solas, sino que siempre están organizadas en nuestro psiquismo de manera que forman escalas de preferencia relativa.

Cada uno tiene una escala de valores. Esta afirmación debería ser completada con otras, que actualmente son aceptadas por la psicología:

El número de valores que posee una persona es relativamente pequeño. Los verdaderos valores, los que íntimamente me dicen "por dónde ir," son pocos, La existencia de muchos valores acaba en dispersión y despersonalización.

Los valores son universales. Es decir, que existe un conjunto de valores que so comunes a todos los hombres y a lo largo y ancho del mundo., Lo que diferencia a unos hombres de otros es la mayor o menor intensidad que con que los viven.

Es verdad que los valores que tenemos reflejan nuestra personalidad, pero también lo es que de nuestros valores son responsables, en gran medida, las instituciones en las que hemos vivido, la cultura en la que nos movemos, y, en toda su amplitud, la sociedad.

Importancia de los valores. Los valores son pautas y guías de nuestra conducta. Sólo el hombre es capaz de trascender del estímulo al sentido. Las personas nos interrogamos constantemente acerca del significado de nosotros mismos, de lo que hacemos y del mundo que nos rodea. Esto es un indicador de que las personas tenemos necesidad de encontrar un sentido, de obrar con propósito claro, de saber a dónde nos encaminamos y por qué razón. Una escala de valores permite elegir entre caminos alternativos. Es como el mapa del arquitecto; no es necesario que continuamente, pero conviene tenerle presente.

Un sistema de valores permite al hombre resolver los conflictos y tomar decisiones. La escala de valores será responsable en cada caso de los principios y reglas de conducta que se pongan en funcionamiento. La carencia de un sistema de valores bien definido deja al sujeto en la duda, a la vez que lo entrega en manos ajenas a su persona.

Los valores son la base de la autoestima. Se trata de un "sentimiento base" (McDougall), un sentimiento de respeto por uno mismo. Este sentimiento necesita, para mantenerse y verse reforzado, de un sistema de valores coherente. Sólo sé quién soy si s sé lo que prefiero, si sé definir algunos objetivos de mi vida con cierta claridad. Y solamente sé lo que quiero si he asimilado algunos valores que me ayudan a entender, dar sentido y expresar mi relación con el mundo y con las cosas de manera integrada y que me proporciona paz.

Los valores defensivos. Hay valores y antivalores. Estos aparecen a veces camuflados como valores. Por eso, los valores, como todo lo humano, deben pasar por la criba de la autenticidad. Existen valores negativos, que simplemente justifican lo que uno hace.

Tipos de valores. Desde la clasificación de Spranger, que clasificaba los valores en "teóricos," "económicos," "estéticos," "sociales," "políticos" y "religiosos," se han sucedido las clasificaciones que intentan aclarar un mundo tan intrincado. Cuando pensamos que una persona tiene un valor, estamos imaginando que estima mucho una forma de comportarse los hombres. Siempre que pensamos en valores deberemos preguntarnos por nuestra situación interior en estos dos terrenos: el terminal y el instrumental.

Valores terminales. son los valores más abstractos y de innegable universalidad (amistad, aprecio, armonía interior, autoestima,. Belleza, estabilidad, igualdad, la paz mundial, la salvación, libertad, placer, prosperidad, realización, sabiduría, familia, felicidad, amor, plenitud vital). De estos valores, unos son personales y otros interpersonales. ¿En qué orden los inculcamos y trasmitimos?

Los valores instrumentales son aquellos que se refieren a la estima que tenemos por determinadas conductas y formas de comportarse de los hombres (abierto, afectivo, ambicioso, animoso, autocontrolado, creativo, educado, eficaz, independiente, intelectual, honrado, limpio, lógico, magnánimo, obediente, responsable, servicial, valiente). Esta escala es relativa, pues de acuerdo con la consideración social de cada uno, da preferencia a unos valores obre otros.

Los valores son inseparables de la ética. Esto es natural, porque todo lo relacionado con el hombre implica una dimensión ética. Por eso, educar en valores es una educación en libertad y para la libertad; ésta es la base de la ética. Así pues, no es suficiente conocer r los valores, sino que hay que integrarlos en la propia vida. Este es el objetivo de la educación moral. El hombre es un ser ético o moral. Posee un conocimiento operativo de la diferencia objetiva entre el bien y el mal y también de la posibilidad que el hombre tiene de realizar actos buenos o malos. La bondad o maldad de un acto no depende de su realización física, sino de su relación a su propio fin y percepción. Un acto es bueno cuando se ordena al fin propio del hombre. La expresión del orden que regula los actos humanos es la ley. Moralidad y ley se hallan estrechamente relacionadas.

La conciencia, que incluye el conocimiento de la ley, es juez de la moralidad de nuestras acciones. Ley no es una coacción de la libertad, como tan frecuentemente se oye decir, porque la ley expresa el orden que regula la bondad del acto humano. No proviene de fuera del hombre, sino de su misma naturaleza. La educación moral ha de conducir, por tanto, a la formación del hábito de cumplir la ley. Adquirir hábitos morales. A veces se ha contrapuesto la libertad a la ley. El romanticismo da especial relieve a los hechos afectivos, desvinculándolos de los actos de la voluntad. El rigorismo kantiano del imperativo categórico pone a la ley frente al amor. Esta división rompe la unidad del humano.

Por voluntad se entiende una instancia desiderativa que no es orgánica, sino que es de la misma índole que el intelecto. Tiene la misma amplitud que el intelecto. El amor es una forma del querer, y se encuentra en el principio y el fin de todo acto de voluntad. La ley es expresión particular de la misma tendencia universal al bien que mueve al amor. La ley posibilita a la voluntad la realización del bien. Es, pues, fruto del amor.

Una hermosa tarea de la educación es crear la conciencia de que el ejercicio de la voluntad está en el cumplimiento de las leyes y que en este cumplimiento se vuelven a ensamblar el amor y la ley.

La educación moral, como cualquier educación, es primariamente intelectual; pero no solamente intelectual. La necesidad de actividades concretas resulta fácil de programar y realizar cuando se trata de hábitos particulares o destrezas. Pero cuando se trata de un hábito tan general como "disposición para el cumplimiento de las leyes," resulta muy difícil determinar qué actos deben realizarse para adquirir tal disposición.

Un acto tiene valor educativo cuando está bien hecho; en otro caso sería indiferente o tal vez negativo para el fin que se persigue. Esto vale tanto como decir que en la formación del hábito para el cumplimiento de la ley sirven los actos en los cuales se cumpla bien alguna ley. En otras palabras: la preocupación por la obra bien hecha es esencial en la formación de cualquier hábito

ANÁLISIS:

En la educación el desarrollo de los valores es una parte integral en la formación de los individuos, además que el maestro debe de desarrollar el ejercicio de los mismos fomentándolos con el ejemplo. Por otra parte no se puede decir o dejar toda la responsabilidad del fomento de los valores al maestro sino que la familia también juega un papel muy importante en esta formación.

Ulises de Robles Canales

Zacatecas, Zacatecas, a 29 de Junio del 2010



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